Él, ¿es un problema?

Siempre me dijeron que para liberarme de un problema tenía que enfrentarlo. No puedo enfrentarlo, no quiero hacerlo. Voy a explicar el por qué..
Él sabe que es muy importante para mí, en realidad no sabe nada, no se da ni una mínima idea de lo importante que es. Si por un segundo se viera desde mis ojos, créame, se sorprendería mucho.
Es como una necesidad y si, suena bastante raro pero es así, lo necesito cerca, necesito saber que está.
Si lo enfrento, me estoy enfrentando a perderlo y es lo que menos quiero.
Ahora que ya expliqué el por qué, voy a hacerlo, voy a contar una parte de lo que esta persona le causa a mi cabeza.
No puedo explicar con palabras lo que siento, creo que se nota en mis actitudes con el con respecto a las actitudes que tengo con las demás personas.
Vivo confundida porque me gusta muchísimo que sea mi amigo, pero llega un momento del día en el que me quedo como una tonta mirándolo mientras sólo está siendo el, cuando se ríe con sus amigos, cuando come, cuando se fastidia porque un ejercicio no le sale. Qué lindo es verlo concentrado, cuán interesante puede ser que rasque su nuca tratando de aliviar la tensión o que se acomode la ropa para calmar sus nervios.
No se dan una idea de la revolución que causa en mí escuchar su risa, esa risa inconfundible, la que intenta esconder. Me encanta que sea molesto, me encanta su forma de responder cuando lo miro mal, su sonrisa puede con todo, no importa si me hace pasar vergüenza en frente de alguien importante, o si me dejó una marca de esas que tanto me molestan en los brazos, tampoco importa si hizo que todos se den vuelta para mirarme. Sólo con una sonrisa puede arreglar todo, hablando de sonrisas cómo cuesta sacarle una sincera. Las pocas veces que me regaló una de esas, sentí que me derretía y guardaba esa imagen por el resto del día. Qué cursi soy, es ridículo.
A veces lo odio por haber sido el mejor amigo de todos, lo odio por haberme hecho sentir tan bien siempre, lo odio por querer ayudarme todo el tiempo. Pero más me odio a mi misma por confundir todo, por darle tanta importancia a todas esas cosas y enamorarme de él, de esa persona absolutamente posesiva.
Siempre dije que odiaba las escenas de celos, un día entre chiste y chiste me dijo que le estaba prestando más atención a otra persona, sentí que toqué el cielo con la punta de los dedos. El señor «yo no demuestro nada» estaba celoso, y de mí.
Podría seguir hablando de cómo cada acción de él causa algo en mí pero voy a ir a la parte más cliché para cerrar, el contacto físico.
Empecemos por lo más normal, alcanzarle algo, por qué soy tan cuidadosa? Es fácil cuando mi piel hace contacto con la suya siento esa corriente de electricidad de la que tanto hablan en las novelas, a veces me gustaría abrazarlo para saber si es real lo que escribo cuando los protagonistas de mis novelas se abrazan. Me gustaría experimentar cada una de las cosas que escribo con él, el amor hace cosas increíbles, y sentimos cosas inexplicables. Cómo cuando se acerca demás, qué complicado es mantenerme serena si él está cerca y con sus ojos clavados en los míos, las palabras no salen y yo me pierdo, me pierdo en esa mirada que expresa un millón de cosas y a la misma vez no te dice nada.

¡Qué lindo es! ¿Cómo es posible que no vean lo hermoso que es?
Quería hablar de lo mal que me hace pero, ¿en realidad me hace mal?
Sólo trato de pasar una página pero, ¿tengo qué pasar la página?
¿Quién es la víctima? ¿Hay una víctima?

En mi realidad, él y yo estamos juntos. Mi realidad no es la realidad de todos, sólo son ideas, pensamientos, fantasías que se reflejan en mis borradores porque no tengo el valor para enfrentarlo.

 

Perdón, es que lo amo

Te quiero

«¿Me seguís queriendo?»

No puedo creer que me hagas esta pregunta, no se si llorar o alegrarme. No tenés ni una mínima idea de cuánto te quiero, estoy orgullosa de mi por ocultarlo tan bien. Me estas preguntando si te quiero, es ridículo; soy increíble o sos increíble.

Gracias

Nuestra primer conversación fue normal, no volvimos a hablar directamente hasta el 12 de abril. Mi equipo tenía un partido importante y yo no podía dormir, empezaste a hablarme con un «Espero y no te canses de mi» ya me conocías, sabias que las personas me aburren rápido. Hablamos unas 2 horas, quizas más pero perdí la noción del tiempo. Hablamos de varias cosas, vos sólo querías hablar de mi, te conté que me había lesionado y eso me tenía un poco bajoneada, te hablé de que me gustaba leer, en ese momento estaba leyendo un libro «Ecos» me dijiste que lo habías  leído; bien compartíamos algo más. Empezamos a hablar de fútbol, como me gustaba hablar de fútbol con vos. Compartíamos la pasión, un mismo amor, Boca Juniors.

Vos vivías en Córdoba, yo en Buenos Aires. Imposible.

Pero a pesar de todo seguimos hablando, me conociste en uno de los momentos más vulnerables de mi vida y me ayudaste, siempre te lo voy a agradecer eso no lo dudes. Quizás me entendías porque nacimos el mismo día, yo un año después, todos los 15 de Marzo me voy a acordar de vos y espero vos te acuerdes de mí.

Ibas a viajar a Buenos Aires tenías una oportunidad, nos íbamos a conocer personalmente. Me recuperé de mi lesión y volví a entrenar, ya no teníamos tanto tiempo para hablar. Yo entrenaba lunes, martes y jueves, los sábados jugaba; vos entrenabas lunes, miércoles y viernes, en el tiempo libre que me quedaba a mi los martes y jueves, vos ibas a Italiano. Se nos complicó todo y yo empezaba a aburrirme.

Terminamos nuestra «relación» si se puede llamar así un mes antes de que vos viajaras, no se si hiciste el viaje porque me alejé de todo lo que se relacionara con vos. Estaba dolida porque te quise y quizás no eras para mi. Hoy después de bastante tiempo puedo decir que te superé y quiero decirte una sola cosa, gracias por absolutamente todo.

Lluvia

Me gustan los días lluviosos, creo que le dan un aspecto triste y real a todo. Es decir, no hay niños jugando en las plazas, los pájaros no cantan, las personas no salen a caminar en estos días; en su mayoría los lugares están solitarios y en silencio.

Apreciemos nuestra realidad.

Oscuridad

Hace unos días me puse a pensar el por qué de mi miedo a la oscuridad. Tengo miedo porque no soy capaz de acordarme el orden de las cosas, porque soy muy torpe y puedo chocarme con todo. Porque odio el contacto físico con las personas y si no las veo tengo dificultad para evitarlo. Y llegué a la conclusión de que no le tengo miedo a la oscuridad, en realidad tengo miedo a ser más vulnerable de lo normal.